Todo edificio, desde el mismo momento que se construye, comienza a sufrir un proceso de degradación que puede ser más o menos intenso dependiendo de su emplazamiento y orientación. Cómo envejece un edificio, este envejecimiento es fruto de una serie de acciones externas que, sobre todo si se combinan entre sí, llegan a ser muy perjudiciales para la salud de la edificación.

Cómo envejece un edificio

Acciones físicas. Producen una degradación y un desgaste progresivos y son fruto, principalmente, de agentes externos. La más perjudicial es la humedad ya que termina deshaciendo los materiales y es la vía de entrada de otras agresiones químicas o biológicas. Por su parte, las variaciones térmicas, con sus efectos de dilatación y contracción, son el origen de muchas fisuras.

El desgaste causado por el viento, o por el agua, es lento pero unido a otros factores también puede ser el origen de daños importantes. En cambio, las vibraciones producidas por el tráfico de vehículos, aviones o trenes no es, en principio, preocupante pero sí puede sumar un elemento más de preocupación, en combinación con otros.

Acciones químicas. Son las transformaciones en los materiales de construcción, producidas principalmente con el efecto que producen los compuestos presentes en la atmósfera. Uno de los principales es la corrosión de los metales que, con el tiempo puede llevar a la que los materiales que envuelven estas piezas se acaben rompiendo.

El agua, ya sea en estado líquido o en vapor, crea la cristalización de sales en diferentes superficies dando lugar a reacciones químicas que perjudican a fachadas, estructuras y elementos ornamentales.

Acciones biológicas. Los seres vivos, desde pequeños microrganismos a las plantas, pasando por roedores o insectos, son responsables también de muchos daños en las edificaciones. En muchas ocasiones, incluso se alimentan de los materiales de construcción empleados.

Por todo ello es muy importante no sólo hacer una correcta selección de los materiales a emplear dependiendo de la zona de construcción, si no llevar a cabo labores de mantenimiento y reparación básicas para que nuestros edificios envejezcan de manera adecuada.